Estaba pasando por un momento muy difícil de mi vida (el más
difícil que jamás había pasado), y fui a hablar con quien yo sabía que me podía
ayudar.
Empecé por decir que no me sentía bien (no sabía cómo
describir lo que sentía, y peor, no sabía qué hacer, para dónde ir, ni hacía
dónde correr, estaba sola) y la señora me dijo: ¿Y qué sientes? Esperando que
yo supiese responder lo que me había preguntado, en la hora no supe bien que
responder, ¿sabe por qué? Porque NO
SABÍA NI SIQUIERA LO QUE SENTÍA y nunca en medio de tantos conflictos internos
que estaba teniendo me detuve a analizarme, a descubrirme, a saber qué me llevó
a ese punto (hoy entiendo que saber esto facilita la resolución del problema).
Te diré algunos ejemplos que yo he visto que son más comunes,
te regañan y enseguida comienzas a pensar cualquier cosa contra quien te regañó,
te dan un consejo y en vez de agradecer prefieres pensar en no aceptar esa según
tú “critica”, llevas años pensando que algo malo que constantemente viene a tu
mente es apenas un mal pensamiento, cuando en realidad es un cáncer que esta
allá en el fondo de tu corazón, un deseo, una codicia, una envidia, una
malicia, la lascivia, los deseos carnales, gusto por ver pornografía, etc. (Si
no vences esto un día caerás por esta piedra en tu camino).
Continúo con mi experiencia, cuando terminó la conversación
con la señora, me sentí igual. Pero ese ¿y qué sientes? Martillaba mi cabeza y
no sabía por qué ella me había preguntado eso, al día siguiente me detuve en mis
quehaceres yo quería encontrar respuestas, me senté, pensé en base a aquella
pregunta ¿qué siento?, obviamente en ese momento yo estaba resuelta a descubrir
en mí sea lo que sea, no tenía miedo de descubrir algo, incluso si fuera algo
vergonzoso, yo estaba dispuesta a asumirlo sin miedo a perder, en esa altura yo
sólo quería acabar con la raíz de mis males, no me importaba lo que iban a
decir de mí, sólo quería PAZ (cuando uno descubre qué es lo que en tu interior te
hace sentir mal, amiga usted sentirá odio de aquello y se dispondrá a
combatirlo hasta cambiar). Aquella pregunta era todo lo que yo necesitaba
escuchar. Amo a esta señora que me hizo esta pregunta.
Fue entonces que las respuestas comenzaron a aclararse en mi
cabeza, ME DESCUBRÍ y sólo entonces empecé una verdadera batalla dentro de mí,
me coloqué en esta posición – “yo venzo esto o nunca dejaré de sentirme mal” .
Yo no estaba dispuesta a hacerme la disimulada, a saber que algo extraño me
sucedía y decir apenas “esta amarrado” y pretender seguir adelante de esa
manera pero siempre sintiéndome mal.
DESCUBRIRTE A TI MISMA representa derribar tu castillo de
naipes y construir uno con cimientes, columnas, estructura antisísmica, etc.
Cuando asumes la postura de descubrirte estás no apenas
cuidando de ti, sino que además estás valorando lo que quieres llegar a ser, no
por lo que haces sino por lo que quieres ser en tu interior.
Por otro lado cuando te descubres, cuando aprendes a
conocerte, una vez venciendo tus debilidades podrás a través del conocimiento
que ahora posees de lo que siente un ser humano, podrás ayudar a otros a vencer
aquellas debilidades.
No tenga miedo de descubrir la basura que toda la vida, o
desde hace algunos años, meses, días u horas vienes escondiendo (guardando)
debajo de la alfombra, aquello que no se ve, pero que siempre está ahí.
No dejes que tus debilidades, aquello que se rastrea en tu
interior que no sabes como describir acabe con tus sueños y te lleve a
construir un castillo de naipes que allá adelante puede derrumbarse.
No importa si tu debilidad es una manía, malas costumbres o
cosas peores como las que he mencionado anteriormente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario